Nació en el siglo 19, a partir de la obra de Edgar Allan Poe. A diferencia de los cuentos tradicionales, éstos fueron escritos por autores y reúnen las siguientes características:
- El argumento de la narración se centra en un único suceso, es decir, se ocupa de un solo acontecimiento. La elección de un suceso sorprendente, extravagante, es un buen punto de partida para un relato breve.
- El relato del hecho no debe prolongarse más allá de lo que se necesita para desarrollarlo y explicarlo.
- Tan importantes como la brevedad del cuento, son la tensión y el efecto. El cuento no conoce tiempos muertos, porque la tensión debe sentirse de principio a fin. El cuento exige del lector una lectura de un tirón, de una sola vez, si no queremos que el efecto y la tensión de diluyan. Y cuando el cuento es bueno, y nos ha enganchado totalmente, no podremos dejarlo hasta el final.
- El cuento narra un suceso acabado y por tanto se sitúa siempre en el pasado. Inclusive en los cuentos de ciencia ficción, que si bien hablan del futuro, están escritos como si los hechos allí contados estuviesen sucediendo o hubiesen sucedido ya.
- El auténtico personaje del cuento es, deber ser, el acontecimiento mismo que se constituye en su protagonista. Los personajes carecen de relieve propio y deben estar concebidos en función del suceso central Todo personaje que quiera alcanzar un protagonismo en el cuento o una caracterización psicológica, social o política muy marcadas estará impidiendo la viabilidad efectiva del cuento y terminará por eclipsar lo único importante: el hecho contado.
Edgar Allan Poe, Frank Kafka, Julio Cortázar, Horacio Quiroga, Jorge Luis Borges, Antón Chéjov
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